El locro es un guiso a base de zapallo, porotos, maíz o papas que se consume en la zona de la cordillera de los Andes.
En nuestro país, su consumo se ha extendido desde el Noroeste y Cuyo hacia el resto del país. En la argentina provincia del Neuquén además del locro de maíz se prepara una especie de locro con arvejas, en el Noreste argentino se prepara también el locro en base a la mandioca.
Hay varios tipos clásicos de locro: el de maíz, el de porotos, con mandioca y el de trigo, aunque un experto cocinero puede hacer una excelente sítensis de dos o más de estos tipos de locro hasta incluir a todos los ingredientes.
Es, quizás, el plato más tradicional o de mayor salida los días patrios.
En nuestro país, las personas suelen juntarse con amigos o con la familia para disfrutar del locro (del quechua ruqru o luqru) especialmente en fechas patrias como el 25 de Mayo y el 9 de Julio. También es común consumirlo en época invernal ya que es un guiso sustancioso, con muchas calorías y nutrientes por sus ingredientes.
Básicamente el locro se compone de maíz, porotos, zapallo, cebolla, comino, laurel, sal a gusto, cerdo y carne vacuna. Un día antes a su elaboración, se deben poner en remojo las legumbres para luego agregarlas a los demás ingredientes los cuales se irán integrando poco a poco sobre una base de caldo o agua y mientas se mezcla o revuelve a fuego lento sobre una olla preferentemente de tamaño grande.
Desde los pueblos aborígenes que habitaron el continente americano hasta la actualidad, el locro sigue siendo elaborado y adaptado, utilizando otros ingredientes pero conservando su clásica forma de preparación. Su origen es precolombino y se lo prepara de varias maneras, según la tradición de cada una de las provincias argentinas, siendo lo único invariable su base vegetal y el procedimiento de cocción: a fuego lento durante varias horas.
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